top of page

Me vas a extrañar: propuesta teórico-practica para el ejercicio de la antropología histórica

Siempre me ha gustado hacer textos que tengan más de una intención. Este para ser preciso tiene dos; la primera es la de hacer una breve convocatoria para este proyecto que he propuesto para Rizoma, la segunda, dar un ejemplo de qué es lo que buscamos. Como el nombre lo indica lo que estamos buscando es que nos colaboren con esos pensamientos que surgen cuando aquella condición de extrañamiento etnográfico (Hammersley, Atkinson 1994) se hace parte de nuestra cotidianidad. La antropología está atada a la historia biográfica (Cortez 2016), razón por la cual nos podemos entender a nosotros mismos como seres históricos metidos en toda una serie de relaciones y significaciones imbricadas, a las que la antropología le encanta llamar cultura.


Sin embargo, la cultura no es algo estático, por el contrario es un campo de lucha constante por la significación. Esta lucha es un proceso en dos sentidos en donde “yo defino el mundo al nombrarlo y al definirlo también trazo los limites de ese mundo conmigo mismo”. Así que nosotros, como antropólogos ciudadanos (Jimeno 2000), o más bien como antropólogos humanos podemos ser razonables con nuestro performance cultural. Somos consumidores y creadores de cultura y podemos ser tener conciencia de ello. Hago entonces el llamado a un estado de extrañamiento continuó; un proceso constante de reflexión sobre la otredad (la del otro y la propia) como la forma contemporánea de hacer antropología. Entendiendo a la historia como una melliza de la antropología me permito parafrasear a Jacques (LeGoff 1974) cuando decía que “para el historiador de las mentalidades todo es fuente” me tomo el atrevimiento de decir que para el antropólogo contemporáneo todo debe detonante de cuestionamientos, de extrañamiento.


Los colores para clasificar los desechos en la basura, la lógica detrás de la validez científica del colisionador de hadrones y los “memes de tía, a la luz del extrañamiento continuo nos deben llevar a muchas preguntas, las cuales, en principio suenan ridículas es cierto, pero que en su trasfondo tienen algo en común y de importancia capital; la significación. Lo que toda idea encarna es un acto de significación, una limitación del hecho/ser que lo hace diferenciarse del resto de las cosas. Por ejemplo: hemos significado la palabra arriba de tal manera que no puede ser en otro lado más que arriba, porque pierde el sentido si está abajo. Cada cosa es constantemente dotada de una significación y, como un microscópico pixel, al unirse con miles o millones más nos muestra una imagen; la cosmovisión. De esta forma la grafica en la pantalla de los computadores de la organización europea para la investigación nuclear no puede ser interpretada de otra forma más que como el Boson de Higghs.


Fue así que la la luz del extrañamiento continuo, una noche ya hace unos cuantos años, salí de mi habitación en una residencia en Galerías. Caminaba despacio pero un tanto intranquilo porque ese día había habido partido en el Campín. Ya me habían robado antes y no quería que pasara de nuevo así que había dejado mis audífonos y el mundo sonaba tal como era. Cuando iba llegando a la tienda, mi destino, me percaté que había un jolgorio bastante movido en una cantina que queda por la 51, y que justo estaban escuchando ESA canción. ESA canción es uno mis “gustos culposos”, un vallenato de balneario cuya melodía me cuesta sacarme de la cabeza. Pero entonces sucedió, aquella canción que me había perseguido toda la vida fue sacada de mi cotidianidad. Me di cuenta que tenia al frente una fuente única sobre la cultura reproductiva colombiana de finales del siglo XX. Me vas a extrañar del Binomio de Oro de América es una canción sobre la infidelidad y el aborto.


Escuchemos:

¿Fuerte no? Lo cierto es que esta canción es un documento histórico muy interesante. Se puede leer el machismo de principio a fin, con el amor romántico que ata las relaciones a ideas constrictoras de todo o nada, la influencia religiosa sobre la reproducción al criminalizar practicas como el aborto, etc. Y si vemos además el video, podemos hacernos una idea de cierta estética de la época y su correspondencia en larga duración. Me permitiré entonces hacer un breve análisis de lo que nos puede revelar y ayudarnos a cuestionar


Yo sospecho que la canción es en sí misma autobiográfica y que, Jean Carlos Centeno (Autor y cantante) vivió esta situación. Las razones para mi sospecha salen a la luz con una escucha atenta de la canción pues dice “Carlos Andrés Centeno, sangre de mi sangre” quien yo supongo es su hijo, el niño de la historia. Repito, esos son sospechas, pero a lo que me refiero o quiero demostrar es como estas producciones culturales nos hablan como documentos históricos muchas veces con la misma voz de sus protagonistas.


Para mi es bastante diciente la parte que reza “¡¿quién sabe lo que me pasaría si yo a ese niño le arrebato el derecho?! (Bis) De soñar, de reír, de vivir, como yo.” A mi me parece que la canción ilustra miedo. Un profundo y muy sincero miedo enmascarado por la cínica masculinidad de Centeno. ¿Y miedo a que? ¡¡Al infierno!! La palabra “pecar” creo que es bastante clave. La canción en sí misma está escrita dentro de una lógica y moral católica a la colombiana: monógama, que condena la promiscuidad y el adulterio (pero que los ejerce). Entonces, si para Centeno el adulterio y el aborto son ambos condenables y “pecados” ¿qué lo detuvo de elegir (si al principio, él es el único que elige) el aborto ya habiendo cometido adulterio? La respuesta; las consecuencias.


En el cosmos de Centeno, hay cosas que “no se pueden hacer“ y cosas que: No se pueden hacer. Esto me permite referirme a Rene Girard y su muy interesante obra La violencia y lo sagrado (2012) en la cual plantea que la cultura es per sé violenta; pues todo orden es una delimitación arbitraria del desorden que es el mundo, pero que hay violencias ordenadas (rituales) y violencias desordenadas (destructivas). Entonces me atrevería a decir que la violencia que conlleva un adulterio es incluso ritual para Centeno, porque hace parte de su noción de masculinidad que piensa que “el ser parrandero y el ser mujeriego creo que no es pecado, ni delito nunca”. Por el contrario, el aborto se encuentra dentro de las cosas que verdaderamente no se pueden hacer (una violencia destructiva).



Planteo hacer un ejercicio microhistorico a partir del extrañamiento de significaciones cotidianas. De esta manera las cosas más “normales” pueden sacarse de la normalidad para transformarse en fuentes. Entonces hay que leer estos documentos históricos con ojos de antropólogo (inquisidor diría Ginzburg, 2010) y tener en cuenta, por ejemplo en este caso, el ambiente en que creció el autor, ¿qué escuchó? (en misa y en las rondas vallenatas) ¿qué vivió? Etc. De igual manera y no menos importante, hay que considerar que la canción se encuentra muy viva. ¿Qué quiere decir eso? ¿Quiénes escuchan la canción están de acuerdo con lo que dice? Bueno, afortunadamente podemos saber que opina parte de la población que la escucha con hacer de algo cotidiano una fuente. Usando unos breves comandos he tomado capturas de pantalla de los comentarios de YouTube. Veamos.

¡Wow! eso ni yo me lo esperaba cuando iba en busca de la fuente. Lo cierto es que sin duda nos habla que la canción es la realización de un imaginario. Es decir, que la canción, al ser producida y consumida, dentro de su comunidad de consumo esta siendo legitimada, validada. Esta validación, en todos los los aspectos, incluyendo el moral, me permite llegar aun más al punto. Según Auge (199) lo imaginario es lo que creemos que es el mundo, lo que hemos separado de la mentira y de la ficción (Ginzburg 2010). Esta clasificación para entender “el mundo” la podríamos llamar “cosmos”. Y por tanto puedo concluir que la canción ilustra un imaginario compartido por muchos cosmos, muchos individuos, en cuyo orden del mundo el aborto no puede ser concebido de otra forma más que como pecado. Con esto concluyo la primera parte de mi reflexión sobre esta canción, ya que siento que hace rato sobrepase los limites del espacio que yo mismo me había impuesto.


Sin embargo no quisiera terminar sin hacer una breve reflexión sobre la critica de “fuentes”. Todas las fuentes, en este caso esta canción, nos deben generar un montón de preguntas: ¿Qué importancia ha tenido esta canción en la producción musical de Jean Carlo Centeno y del binomio de oro?, ¿qué nos puede decir la melodía de esta canción en relación a la transformación del vallenato en la ultimas décadas? Etc.


Parece entonces que la cuestión se desborda, pues las preguntas pueden resultar infinitas. Para reducir el extrañamiento continuo a su punto de equilibrio tenemos que desarrollar un filtro; que no puede ser otra cosa que el criterio político. Este criterio político es una cuestión un tanto espinosa pero que prefiero abordar sin rodeos. Es totalmente subjetivo y se resume en valorar el tiempo. Por ejemplo en este espacio prefiero analizar lo que nos dice la fuente sobre la reproducción, el sexismo y la vida del protagonista. Y por tanto he omitido lo que nos puede decir de la historia musical del vallenato. Esto lo he decidido por mi criterio político.


Nos sumergimos entonces en el campo de la antropología histórica. Creo entonces que he llegado al punto que quería tratar. La antropología histórica se encarga de dialogar con las historias, entendiendo a estas como los hilos que atan los procesos de significación que se condensan en las cosmovisiones del presente. La historia es entonces el imaginario al que le tenemos fe; lo que creemos que es el mundo. La antropología histórica se hace principalmente por un extrañamiento autobiográfico. Una critica cultural de nuestros consumos y producciones con base en nuestras convicciones políticas para tratar de orientarnos en tiempos de la relatividad.




TW: @monumentumemori

Correo: Judgutierrezme@unal.edu.co

Referencias bibliográficas.

-Atkinson, Paul y Martin Hammerlay. 1994. “¿Qué es la etnografía? En: Etnogtafia: métodos de investigación. Barcelona: Paídos.

-Auge, Marc. 1997. El libro de los sueños: ejercicios de etno-ficción. Barcelona: Gedisa.

-Cortez, Catalina. 2016. “Reflexiones y apuntes sobre la antropología y “lo visual”” En: Revista Maguaré 30-2 pp 209-229. Bogotá. Universidad Nacional de Colombia.

-Douglas, Mary. 1996. Estilos de pensar. Barcelona: Gedisa.

-Ginzburg, Carlo. 2010. El hilo y las huellas: lo verdadero, lo falso, lo ficticio. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

-Girard, René. 2012. La violencia y lo sagrado. Barcelona: Anagrama

-Jimeno Miriam. 2000. "La emergencia de investigador ciudadano: estilos de antropología y crisis de modelos en la antropología colombiana” En: Jairo Tocancipa (ed.) La formación del Estado Nación y las disciplinas sociales en Colombia pp 159-190. Popayán: Universidad del Cauca:

-LeGoff, Jaques. 1974. “Mentalidades: una historia ambigua”. En: Hacer la historia volumen III. Jacques LeGoff y Pierre Nora compiladores. Barcelona: Laia.


Entradas Destacadas
Entradas Recientes
Archivo
Búsqueda por Etiquetas
No tags yet.
Síguenos
RSS Feed
bottom of page